07 septiembre 2012

Una teoría más



David Galenson: “Los artistas líderes trabajan para otros artistas”


Economista y profesor de la Universidad de Chicago, creó una novedosa teoría que explica el arte contemporáneo a la luz del análisis económico. De paso por Buenos Aires, donde viaja cada año al Centro de Economía de la Creatividad del UCEMA, habló de su idea de la creatividad, y de por qué el arte será irremediablemente cada vez más conceptual.


POR MARCELA MAZZEI



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En 1874, frustrado por quedar siempre fuera de las exhibiciones del Salón de la Academia de París, Claude Monet organizó una exposición independiente con obras de otros 29 artistas. No sólo fue la primera muestra del Impresionismo sino que marcó un quiebre en el mercado del arte: terminó con el monopolio y habilitó la emergencia de nuevas formas creativas dentro del abanico de lo que se conoce como Arte. La historia la cuenta David W. Galenson, economista y profesor de la Universidad de Chicago, que abordó a esta conclusión mezclando dosis metódicas de análisis económico y estudios sobre la naturaleza de la creatividad, en una novedosa –y también resistida– teoría que explica por qué el arte del siglo XX es completamente diferente del de siglos anteriores. Historiadores y críticos, por supuesto, lo cuestionaron por igual; pero es entre los creativos, los gurús de la innovación como Malcom Gladwell y los adeptos a Freakonomics donde encontró sus seguidores.  
Primero estudió la esclavitud en la América Colonial, pero una discusión con un dealer sobre el precio de una pintura de Sol LeWitt lo llevó a dividir a los innovadores en dos tipos: los experimentalistas y los conceptualistas. Estos últimos, asegura el economista, caracterizan al arte contemporáneo. Muchos papers después, Galenson conoció un par de alumnos argentinos en Chicago, que lo invitaron a una conferencia en la Universidad del CEMA, y estableció desde entonces un lazo estrecho con Buenos Aires, donde en 2010 creó y dirige el Centro de Economía de la Creatividad que cada año lo trae a la ciudad. En su última vista, en diálogo con Ñ Digital, expuso su manera de entender el arte contemporáneo.
 
-¿Por qué fueron los impresionistas los que produjeron el quiebre?
-Hasta entonces, el arte se hacía para la iglesia o para el rey. Y si bien los artistas tenían cierta libertad, si el cuadro no se parecía al patrón –o a la idea de Jesús– no lo pagaban. En el siglo XIX en París, desde el punto de vista económico el arte era un monopolio: si no eras aceptado, no podías ser artista; y los impresionistas no tenían lugar, pero Monet era ambicioso y quería mostrar su trabajo y el de sus amigos. Como los impresionistas comenzaron a hacer muestras por fuera del circuito oficial, muestras debatidas, los marchantes comenzaron a interesarse, y así Monet, Degas y Pizarro empezaron a vender a través de estos dealers… Le siguieron Cezanne, Gaugin y luego más marchantes se pusieron a vender este arte… Hasta que un joven artista muy ambicioso llegó a París desde España y se convirtió en el artista más grande, el genio del siglo XX: Pablo Picasso, que además de ser un tipo muy inteligente, quería ser rico. Y se da cuenta de que si puede hacer que los marchantes compitan entre sí por su trabajo, no tendrá que preocuparse por tener patrones: él hace arte y los marchantes lo venden. Y es libre, de la forma en que tiene que serlo el arte, para hacer lo que quiere. Así llega el cubismo, que es el arte más radical en la historia hasta ese momento. Eso cambia la posición del artista: durante siglos habían tenido que trabajar para los patrones y ahora lo hacían para ellos mismos, la cosa es que Picasso quiere ser rico pero también quiere ser artista y cuando te conviertes en un gran artista cambia la forma en que trabajan los demás: así que Picasso inventa el cubismo y cambia el arte.

-Dice que el mercado del arte les dio libertad a los artistas, pero es lo opuesto a lo que indica el sentido común: que el mercado, la necesidad de pagar las cuentas, hace a los artistas dependientes y los condiciona. ¿Cómo entiende esta contradicción? 
-Es verdad, hoy los artistas se enfrentan con el peligro de morirse de hambre o tener que ir a buscar otro trabajo, pero en otros siglos estaban en peligro de ser excomulgados o desterrados. Los artistas ahora no se tienen que preocupar del Papa o el rey, sólo de ganarse la vida. Entonces compiten entre ellos, de la misma manera que usted o yo, y ya no necesitas encontrar un solo coleccionista rico. Puedes encontrar varios pequeños. Pero sí tu arte les tiene que gustar a los otros artistas, que crean que es importante. Así es como funciona.

-¿Cómo funciona?
-De regreso a Picasso, no sólo el cubismo fue el movimiento más importante sino que él también inventa el collage y es el primero en cambiar de estilo, algo que nunca nadie había hecho antes. Y otros artistas lo copian, Picasso los influye, y cuando todos los artistas se dan cuenta de que se estaba haciendo rico, ellos ven que pueden cambiar su estilo… Pero la pintura aún es lo que es, durante años, puedes reconocer una pintura solo mirándola, ahora con el cubismo es difícil y los artistas piensan: “Ah, podemos hacer lo que queramos”, y el arte se vuelve más conceptual.

-¿Y ser influyente garantiza pagar las cuentas?
-La gente suele pensar: “los artistas trabajan para su público; la gente les compra las obras”.  Algunos, quizás, pero los artistas líderes trabajan para otros artistas. Como los académicos… Porque si otros académicos les gusta mi trabajo, consigo un buen trabajo. No importa qué piense el público. Si otros artistas usan tu trabajo, la gente paga mucho dinero por él. Y hay muchos artistas allí afuera. Entonces, si tienes influencia sobre qué es lo que hacen los otros artistas, tendrás éxito. En los siglos XVI, XVII y XVIII solamente había una o dos personas a las que tenías que agradar y no eran profesionales. Estabas trabajando para alguien que no podía realmente evaluar tu trabajo. Eso era un problema. Ahora el arte es como cualquier otra disciplina intelectual.

-Ahora, si el arte contemporáneo es eminentemente conceptual, si ser innovador es ir por ese camino, ¿por qué aún hay gente que pinta?
-Es una pregunta fabulosa y yo tengo una respuesta muy simple, en el mundo del arte esa es una pregunta muy difícil, porque con todas estas tecnologías por qué irías a buscar una tela y unos pinceles… ¿Por qué crees?

-Quizás hay ideas equivocadas sobre el arte, y muchos creen que son artistas y no lo son: ser artista es muy atractivo…
-Pero hay grandes pintores hoy, muy importantes, tu crees que no deberían hacer pinturas, entonces, ¿por qué crees que la pintura todavía es importante?, ¿por qué hay gente pintando en lugar de hacer videos, instalaciones, fotografías? Es curioso, es una pregunta que los artistas no se hacen demasiado: ¿Por qué pintar, algo tan siglo diecisiete? Cindy Sherman sí lo dijo, y eligió la cámara. Pero tengo una hipótesis al respecto, y es que básicamente la pintura es una manera increíblemente conveniente para las personas ricas de preservar valor. ¿Por qué no coleccionan videos? Bueno, ¿conoces algún coleccionista de videos? De hecho, hay gente que lo hace, y es una pesadilla: hay que ponerlos una y otra vez, se vuelven locos con el ruido. La escultura es una instalación en la sala… que los niños terminan rompiendo. En cambio, la pintura se pone en la pared y es una manera muy conveniente de preservar valor, como un ahorro. Y además tiene una tradición detrás, por eso artistas como Demian Hirst, Takashi Murakami y Jeff Koons, que se hicieron famosos en otros soportes – Hirst con sus vitrinas, Koons también por tirar pelotas básquet en tanques de agua, y Murakami por sus esculturas–, siguen haciendo pinturas. ¿Por qué? Porque pueden hacer un montón de dinero con eso. La gente no quiere comprar un tiburón adentro de un tanque, quieren comprar una preciosa tela plagada de lunares de colores. Pero también hay pintores que son genios de la innovación en pintura, como Gerhard Richter y Sigmar Polke…

-Habla de Damien Hirst como icono del arte contemporáneo conceptual, que nació en aquel salón de los impresionistas independientes, ¿por qué después de más de un siglo todavía no es evidente para todo el mundo que sus vitrinas de formol son una obra de arte?
-De vuelta, esa es una de las preguntas más fenomenales del último siglo: qué es el arte. Y los historiadores y teóricos del arte no lo han comprendido… Tengo una definición, una ley general. Según mi análisis, hay dos tipos de artistas: los que pintan lo que ven son artistas visuales o experimentalistas –como Cezanne–, y los que hacen arte simbólico, en el que hay ideas –como Rafael, que dijo algo así: ‘no puedo encontrar una modelo tan bella como la Madonna, pero no importa porque puedo imaginarla’–, son artistas son conceptualistas. Pero en el siglo XX la innovación se volvió más radical porque los artistas eran más libres, y en el siglo XXI ya todo gira hacia el arte conceptual y por eso el arte se vuelve difícil de entender, los artistas ya no están trabajando para nosotros, trabajan para ellos. La regla es que no hay una regla general y filosófica: tú no decides, yo no decido, mi madre no decide: los artistas deciden. Y esto siempre ha sido así, en cualquier disciplina: son los practicantes los que determinan, y eso está siempre cambiando.

-Además, aplicó estas categorías a otras disciplinas artísticas, como la música y la literatura…
-Desde la Edad Media la importancia del arte ha dependido de la innovación. De todas las artes. Los grandes escritores, pintores y poetas –son ellos los que cambian sus disciplinas. Eso siempre fue y será así. Ahora pasa con más rapidez y toma una forma diferente, que creo seguirá siendo altamente conceptual. Es difícil de comprender, aunque no todo el arte conceptual pero puede ser muy difícil también.
En la música popular de los Estados Unidos, durante la mayor parte del siglo XX, gente como Irving Berlín, Cole Porter y George Gershwin escribió simples canciones de amor para comedias musicales. Irving Berlín escribió su canción más popular, “White Christmas”, cuando estaba en sus cincuentas –los experimentalistas como él mejoran mientras envejecen–, y en su caso fue porque escribía canciones cada vez más simples. Los Beatles de la primera etapa hacían canciones experimentales-tradicionales, como "She Loves You". Y entonces apareció Bob Dylan, que era un genio. Como Picasso, cambió estilos y era muy ambicioso. Escribió "Blowin in the wind", una canción de protesta pero con cualidades universales. El año siguiente escribió "Like a rolling stone", una canción completamente diferente: personal, que viene de la poesía de Rimbaud. Y le decían: "Estabas escribiendo para el movimiento de derechos civiles" y él respondía: "No soy parte de ningún movimiento". Le preguntaron: "¿Para quién estas escribiendo?" y él dijo: "Estoy escribiendo para mí mismo". Después cambiaron los Beatles. John Lennon dijo, "Wow, puedo escribir canciones personales". Entonces cambiaron la música popular. Desde ese momento casi toda la música popular está escrita por el músico y trata sobre su visión del mundo. Y no se puede entender: es arte por el arte.
-¿Qué perspectivas ve a futuro? ¿Hacia dónde irá la creatividad en este escenario de crisis, pero también de precios millonarios en el mercado del arte?
-Vivimos en un mundo altamente conceptual. Y eso seguramente seguirá así, porque las personas hoy quieren innovación. Cuando yo era un niño, tomabas un libro y leías por unas horas. Hoy, los chicos prenden sus computadoras y si el link no aparece en medio segundo se van. La innovación conceptual es rápida. Entonces creo que en el futuro al corto plazo el arte continuará siendo altamente conceptual. Si los precios suben o bajan depende de la economía. Nadie sabe qué va a pasar con la economía el año que viene. Pero la proposición simple es: por cualquiera que sea el nivel de los precios, los precios más altos serán para los grandes innovadores, la gente que cambia su disciplina. Dylan y los Beatles son grandes compositores porque cambiaron a forma en cual trabaja la gente. Los Beatles ganaron mucho más dinero que Dylan. Eso no importa en las historias. Dylan creó una revolución. Y sigue cantando. No ha hecho nada importante, con influencia, desde los fines de los sesenta. Un periodista me llamó en año pasado y me dijo “Usted estudia ciclos de vida. ¿Se tendría que jubilar Dylan?” Y yo le dije: “Yo no soy quien decirle a Dylan cuando jubilarse”. El está haciendo sus giras, no ha escrito nada importante desde 1967, pero seguramente gana más dinero en una gira del que yo ganaré en toda mi vida. ¿Quién soy yo para decirle cuando jubilarse? Si lo pasa bien y esta ganando dinero… Pero, no pienses que cuando escuchas Dylan que estás oyendo algo significante. Si Dylan hubiera muerto en 1968, sería tan importante como lo es ahora. Porque dejó de hacer música innovadora entonces. Y lo sabe. En sus memorias escribió que había conseguido un nuevo productor en los ochenta, que le decía: “Lo que necesitamos son canciones como las que escribiste en los sesenta”. Y Dylan le respondió: “Entendí lo que me estaba diciendo, pero no había nada que pudiera hacer”.  “Escribía esas canciones. Se venían a mí. Y ya no me vienen. Alguna otra persona los escribirá”.


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    • Viernes 07 de septiembre de 2012, 20:06h